Intervención del Presidente de Guatemala, Álvaro Colom
Caballeros, ante la Reunión Plenaria de Alto Nivel Sobre los
Objetivos de Desarrollo del Milenio
(Nueva York, 20 de septiembre de 2010)
Señores co-presidentes,
Distinguidos delegados:
Para nosotros, la Declaración del Milenio, en el año 2000, y su posterior codificación en los
Objetivos de desarrollo del milenio, fue uno de los grandes logros históricos de las Naciones
Unidas. Constituye una clarinada para cumplir con una de las finalidades de la Carta, como lo
es «promover el progreso económico y social de todos los pueblos» y, a la vez, ofrece una hoja
de ruta para alcanzarlas.
Por ello, al dirigirme a esta augusta Asamblea, no puedo dejar de reconocer que Guatemala
avanza, pero que su ritmo de avance es todavía insuficiente y, en algunas categorías,
insatisfactorio para lograr estos estándares mínimos de desarrollo. Ciertamente, tenemos
que congratularnos de que 29 de los 49 indicadores muestran una tendencia positiva hacia
el cumplimiento. Pero hay otros 15 indicadores en los que hemos avanzado poco, y tenemos
otros 5 donde más bien se advierte una involución. La información detallada aparece en el
documento que hemos circulado en esta ocasión.
Tres de los indicadores que marcan retrocesos tienen que ver con la sostenibilidad ambiental,
justamente cuando el cambio climático exige más y no menos esfuerzos preventivos. La
frecuencia e intensidad de desastres climáticos que hemos enfrentado son manifestaciones
de esta combinación perversa de tendencias de origen interno y externo. Enfrentar esa
vulnerabilidad se suma al desafío de proteger nuestra mega diversidad biológica, uno de
nuestros grandes activos. Por ahora, sus efectos más dramáticos los estamos viviendo con
el alza de los casos de desnutrición aguda en la niñez y el estancamiento en el indicador de
desnutrición crónica.
De otra parte, la distribución territorial del cumplimiento de los Objetivos ha sido muy dispar
en nuestro país. Hay municipios que cumplieron con creces varias de las metas e indicadores,
mientras otros están seriamente rezagados. En el Informe también se establece con
contundencia que es en la población indígena, en particular las mujeres y la niñez, donde hay
que invertir fuertemente durante los próximos cinco años.
Las políticas de mi Gobierno van orientadas a consolidar los logros y redoblar esfuerzos para
avanzar con mayor celeridad en el cumplimiento de aquellos indicadores que revelan rezagos
e involución. Al mismo tiempo, estamos mejorando nuestra capacidad de medir resultados. Por
ejemplo, en 2011 se estará realizando una nueva Encuesta nacional de condiciones de vida.
Igualmente, se está reforzando el sistema de monitoreo y vigilancia comunitaria de los casos de
desnutrición a efecto de mejorar la capacidad de detección e intervención temprana.
Mi Gobierno ha enfocado sus programas prioritarios a intervenir en variables directamente
vinculadas con el cumplimiento de los ODM. Resalto, en particular, el Programa de Transferencias
Monetarias Condicionadas «Mi Familia Progresa», la política de gratuidad de los servicios
públicos de educación y salud y el Programa de Becas Solidarias.
Gracias a estos programas, el país está dando el salto más fuerte de los últimos 15 años
en matriculación de niños y niñas en el ciclo de educación primaria, así como ampliación
de acceso a la educación media. También se ha logrado ampliar la cobertura de atención
prenatal y servicios de maternidad para las mujeres y de control de crecimiento y atención de
enfermedades en la niñez, en particular en el área rural del país.
Con el mismo empeño, nos hemos volcado a trabajar para reducir la tasa de desnutrición
crónica y enfrentar la crisis de desnutrición aguda, partiendo de un enfoque integral de
seguridad alimentaria y nutricional, que vincule la atención a las emergencias nutricionales con
aquellas intervenciones orientadas a mejorar el acceso, disponibilidad y aprovechamiento de
los alimentos para la población. En este esfuerzo, hemos encontrado el apoyo incondicional de
la comunidad internacional y esperamos continuar recibiéndolo para acelerar el cumplimiento
de este vital objetivo de desarrollo.
Asumimos el compromiso de sentar las bases para llegar a buen puerto en los cinco años
que quedan para cumplir los ODM. Entendemos, asimismo, que es apremiante abordar las
restricciones tributarias que históricamente enfrenta el sector público guatemalteco, así como
profesionalizar nuestro servicio civil. En síntesis, asumiremos la responsabilidad que nos
corresponde para impulsar nuestro propio desarrollo, y confiamos, en el espíritu del ODM 8,
continuar contando con el respaldo de la comunidad internacional.
Por último, nuestros esfuerzos para abordar el desarrollo deben conjugarse con atender la
emergencia que enfrentamos hoy. En ese sentido, en el mes de octubre compartiremos con la
comunidad internacional de donantes los retos que enfrentamos para cumplir con los ODM y, a
la vez, reconstruir el país. Es así como reitero la mejor disposición del Gobierno de Guatemala
para seguir trabajando, de la mano con la comunidad de naciones, en el logro de esta importante
empresa.
Muchas gracias
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