El drama de la tenencia de tierra es uno de los elementos estructurales que configuran las relaciones entre individuos de una sociedad eminentemente rural como la paraguaya; la situación ha llegado a su máxima expresión al 15 de junio de 2012, cuando en situaciones poco claras nos encontramos ante 17 personas fallecidas e incontables personas heridas, y varias comunidades campesinas conmocionadas y violentadas.
Un centenar de niños, niñas y adolescentes (NNA), tienen vinculación directa con la situación; se calcula que cerca de 31 adolescentes (varones y mujeres) han sido privados/as ilegítimamente de su libertad, con la presunción, además, de haber sufrido torturas, tratos crueles, inhumanos y denigrantes.
Los niños, niñas y adolescentes de la zona denominada Marina Kue, han presenciado los hechos y han estado en el cruce de fuego, muchos de ellos y ellas han quedado en orfandad o tienen familiares como hermanos, abuelos, tíos, que han resultado muertos, teniendo que quedar al cuidado de otros familiares, en varios casos sus padres han sido declarados prófugos o en rebeldía o están privados de su libertad; sus vidas están expuestas a un peligro inminente, como es el caso de los bebés nacidos de 2 mujeres que se encuentran acusadas y privadas de su libertad.
Por lo anterior, los niños, niñas y adolescentes, han tenido que desplazarse de sus comunidades de manera forzosa, este desarraigo ha generado el desmembramiento familiar, la no concurrencia a la escuela, afectando su identidad y sentido de pertenencia. A esto se suma el estado de alta vulnerabilidad en la que se encuentra esta población, atendiendo a que la mayoría vive en situación de pobreza o extrema pobreza; hecho que se agrava como consecuencia de los sucesos acaecidos, dado la ausencia de las personas adultas, lo cual ha afectado de manera considerable y negativa la economía familiar y sus capacidades de sobrevivencia.
En una situación de guerra, conflicto armado o evento de violencia, los niños, niñas y adolescentes son los más afectados, en tanto que en su condición de personas en fase de desarrollo disponen de una fragilidad particular en relación a lo físico y al desarrollo cognitivo y emocional particular en el cual se encuentran. Esta condición como sujetos en desarrollo, amerita que dependan del cuidado y la atención especial por parte de la familia, la sociedad y el Estado, en donde las personas adultas tienen un rol fundamental en el quehacer de asegurar la continuidad de sus vidas en las rutinas de la alimentación, educación, protección y afecto.
Existen constancia que varios de los NNA padecen cuadros de desnutrición y desnutrición crónica, bronquitis, pulmonía, algunas afecciones en la piel; junto con algunos trastornos psicológicos como manifestaciones nerviosas, dificultades para hablar, trastornos para conciliar el sueño, con ciertos síntomas de negación de la realidad, enmudecimiento, asociado directamente a conductas postraumáticas, ligado al hecho que viven con miedo e incertidumbre, como parte del clima reinante, lo que trae como consecuencia un nivel de violencia directa hacia esta población sumamente vulnerable.
Desde nuestro rol de vigilantes del cumplimiento de los derechos de la niñez y la adolescencia en Paraguay, hemos solicitado en el 2012 informes a varias carteras ministeriales del Estado, entre ellas, la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA), el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS) y al Ministerio de Educación y Cultura (MEC), sobre las acciones y los servicios de atención que se hayan activado para proteger y atender a los niños, niñas y adolescentes afectados en el caso Marina Kué, sin embargo, hasta la fecha no se ha obtenido ninguna respuesta.
Entendemos que el Estado paraguayo está haciendo caso omiso en su deber de garante de la protección efectiva de los derechos humanos de la niñez y la adolescencia que fueran afectados, violados y expuestos a peligro inminente, más allá de algunas indemnizaciones aisladas, sin conexión a un plan real de restitución de derechos, y garantías de protección.
Contactos:
Mirtha Maldonado (0991) 766 522
Christian Ávalos (0991) 423 855
Asunción, 14 de junio de 2013
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